El griterío fue ensordecedor y bajó de las miles de gargantas que repletaron el sector sur del Estadio Nacional: ¡Que se vaya!...¡Que se vaya!. Obviamente el destinatario no era otro que Arturo Salah, entrenador de Universidad de Chile, que al igual que sus dirigidos acababan de ganar el partido más amargo de su vida.Pedirle clemencia o por lo menos frialdad a una hinchada que sufre la eliminación de su equipo y agrega la frustración de otro año sin títulos a su bitacora, es tan imposible como pensar que se podría haber remontado en 90 minutos ese lapidario 0-3 de Calama.
¿De qué vale asegurarles que Universidad de Chile vendió muy pero muy cara su derrota, si ahi está nuevamente la tristeza que ha sido una característica de este equipo en los últimos años, con la salvedad de esos títulos de mediados de los años 80?
¿Es posible que alguno revise la formación azul y acepte que el técnico hizo todo lo que podía por revertir el resultado, con los cambios adecuados y oportunamente?...¿O que jugadores insignes como Marcelo Salas lucharon como el más joven para intentar lo imposible?
Nada de eso importa esta tarde...que el Chile 3, que este partido ganado por 3-2, que Salas, que Montillo...nada. Sólo la consecuencia inevitable y que se resume en una sola palabra: ¡Eliminados!
EL PARTIDO
En la primera jugada del partido pudo quedar todo liquidado, porque una pelota larga a espaldas de los defensores de Universidad de Chile, la duda de González y Contreras la aprovecha Mannara para enfrentar sólo a Miguel Pinto y elevar por sobre el travesaño.
Esa jugada fue como un cachetazo para Universidad de Chile que entendió que esta tarde tenía que dajer el alma en la cancha para intentar lo imposible: dar vuelta el 0-3 de Calama.
Y se fue con todo arriba la ´U´, liderada por Walter Montillo y durante un lapso muy largo prácticamente metió a Cobreloa en su propia zona.
Hasta que justo en el minuto 15´llegó lo que todos esperan es el gol clave para dar vuelta un resultado tan complicado: hacer el primer gol antes del cuarto de hora de juego.
No podía ser otro que el propio Montillo, gestor y finiquitador de la jugada tras perfecta habilitación de Nelson Pinto. 1-0...faltaban sólo dos goles para clasificar.
Sin embargo, en lo que sería una tónica del encuentro, bastó que Cobreloa atacara para que Universidad de Chile mostrara todas sus deficiencias defensivas.
No había pasado un minuto, encaró el ´Chucky´ González de izquierda a derecha, Iturra lo vio pasar, no salió ninguno de los centrales y el derechazo del volante naranja se metió abajo, junto a un palo. 1-1...y la cosa estaba peor que al comienzo para la ´U´: ahora necesitaba hacer cinco goles para clasificar.
Pero, si algo nadie le puede negar esta tarde a los azules es que se entregaron por enteros y no se dieron por vencidos, aún estando vencidos.
Como premio, Marcelo Salas puso el 2-1 ante una habilitación larga del Pepe Rojas y otra vez la quimera no parecía tan inalcanzable. 2-1...tres goles más y quedaba más de un tiempo por delante.
En esos minutos que restaban de la primera etapa pudo haber acortado las distancias aún más Universidad de Chile, porque Prieto se mandó un par de tapadas sensacionales, especialmente en una salida a los mismos pies del ´Matador´.
Pero, Cobreloa también pudo haber asegurado antes del descanso, ya que Selman y sus asistentes no vieron que la pelota entró en un remate bajo de Mannara que se le escapó a Pinto.
La jugada tuvo consecuencias: reclamó el goleador, tarjeta amarilla y no podrá jugar ante Colo Colo (se pierde el primer partido, al igual que Barrios por parte de los albos).
EL GOLPE DE NOCKAUT
La vida le da revanchas a todos y no podía hacer excepción con Rodrigo ´La Furia´ Mannara, que antes del minuto del segundo tiempo volvió a aprovechar un grueso error de ubicación de la defensa azul y derrotó a Pinto con un tiro cruzado: 2-2...otra vez tenía que hacer cuatro goles la ´U´ para clasificar.
Ya está dicho en todo caso: si un mérito tuvo Universidad de Chile que obligó al aplauso y reconocimiento de su populosa hinchada fue no bajar nunca los brazos.
Y fue de nuevo tras el imposible y se puso arriba en el marcador con otro gol del ´Matador´, que en el área chica empalmo un corner de Estrada y descolocó a Prieto. 3-2...y vuelta a comenzar. Otra vez faltaban tres para clasificar.
Pero, no hubo más. Ya se había ido el último esfuerzo, el último aliento. Después la impotencia refrendada en la expulsión de Hernández y el patadón que Estrada le dio a Mannara, sacándolo lesionado de la cancha.
ES DE JUSTICIA
No hubo vuelta y el 3-2 definitivo selló una victoria de Universidad de Chile que duele más que una derrota.
Y por el otro lado, la otra cara de la medalla: el festejo de los hombres de Marco Antonio Figueroa, que aún perdiendo son los grandes ganadores de estos play off.
Porque estuvieron a cinco minutos de jugar la liguilla de promoción, lo evitaron y ya se dieron el lujo de eliminar sucesivamente a Everton y a Universidad de Chile, el campeón vigente y el ganador de las fechas regulares del Clausura.
Lo que viene está claro: Colo Colo.
Un rival que austa en cualquier ciudad del país...menos en Calama.
Porque allá en el mineral saben que están para ganarle a cualquiera. Por eso celebran, por eso están optimas, por eso...lo único que piden es...¡que pase el siguiente!.
Y el siguiente es precisamente el cuadro popular en lo que se presume puede ser la final adelantada del Clausura.
Ya habrá tiempo para resolver cómo se resuelve la ausencia de Mannara y como se aprovecha la falta de Barrios en Colo Colo.
Ya habrá tiempo...esta noche es demasiado importante como para no pensar en otra cosa que en esta nueva posibilidad de hacer historia futbolística allá arriba, en el corazón del cobre.
En Universidad de Chile pueden seguir pensando que este tipo de campeonatos son injustos para el que hace el gasto durante todo el año.
Son las reglas del juego. Ni justo, ni injusto. Es así, nada más que eso.
Lo que sí es de justicia es la clasificación de Cobreloa. Porque el fútbol es de momentos. Y este momento es de los loinos.
Por lo menos hasta el próximo fin de semana...cuando pase el que sigue.


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