Hasta que lo consiguieron. Después de 40 años los españoles pueden gritar campeón. De la mano de Aragonés desde el banco, los hispanos se erigen como los grandes monarcas del fútbol europeo. Fernando Torres fue la gran figura en la final, pero durante todo el campeonato contaron con el gran aporte de un mediocampo que “dejaba chiquitita” la pelota. Xavi, Silva, Fabregas e Iniesta eran agentes ofensivos que lograron marcar la diferencia en todos los partidos.
Marcos Senna ponía el balance, y los delanteros aportaban con los goles. David Villa fue fundamental en la fase de grupos, mientras que Fernando Torres apareció en todo su esplendor en la gran final ante Alemania. En el duelo decisivo, los españols mostraron todos estos atributos y superaron claramente a los germanos que no tuvieron argumentos para intentar quedarse con la corona.
Si bien hoy en el comienzo los teutones se vieron más agresivos y ganaban los duelos individuales principalmente por las orillas, prontamente el talentoso grupo de volantes españoles tomó el control del balón y no lo soltó hasta el final del cotejo. El enfrentamiento estaba principalmente en mitad de cancha, y ahí Xavi, Iniesta y Fabregas estaban más concentrados que Ballack, Frings y Podolski. El capitán alemán, por ejemplo, reclamó durante todo el partido y acusó un poco las molestias físicas que lo tuvieron en duda hasta horas antes de la final.
El decisivo gol llegó a los 33 minutos, luego de que Fernando Torres usara su velocidad e ingenio para ganarle a Lahm y el portero Lehmann. Una pelota larga parecía estar dominada por el lateral izquierdo alemán, pero éste se quedó y permitió que arremetiera con todo el atacante del Liverpool. Lehmann llegó tarde al cierre y Torres aprovechó para picar la pelota por sobre el cuerpo del golero y poner el 1 a 0 que finalmente sería el que le entregaría la corona a su equipo.
En el complemento los germanos no lograron complicar en demasía a los hispanos. No desbordaban y sólo buscaban con pelotazos, En cambio, los de Aragonés perfectamente pudieron aumentar, pero les faltó precisión. Al cabo, un justo triunfo para un equipo que fue fiel a su estilo de juego hasta el final. España puede gritar campeón después de 40 años, y ratifica un principio que no se debe olvidar: la mejor manera de defender es teniendo la pelota; sólo basta ver el segundo tiempo de la gran final.
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